Mujeres afro y hombre campesino con logo de Territorios de vida

Empoderamiento de la mujer rural y la población LGBTIQ en Colombia: Un camino hacia la paz

Mujeres y población LGBTIQ+ en reunión

La Agencia de Renovación del Territorio (ART) ha reconocido que la garantía de los derechos de las mujeres no solo beneficia a ellas, sino que representa un avance significativo para la sociedad en su conjunto. Recorrer los caminos del territorio colombiano y escuchar las voces de las mujeres, comprendidas en toda su diversidad, ha sido el primer paso de un largo pero prometedor camino hacia la equidad.

En cada rincón del país, desde las montañas hasta las llanuras, las mujeres han compartido sus historias y aspiraciones con la ART. Estas voces, muchas veces silenciadas por años de conflicto y marginación, están comenzando a resonar con fuerza. "Escuchar es fundamental para entender y actuar", afirma una representante de la agencia, subrayando la importancia de esta labor de campo.

La diversidad de experiencias y perspectivas que han emergido durante estos recorridos pone de manifiesto la riqueza y complejidad de las comunidades femeninas en Colombia. Desde las mujeres rurales que luchan por el acceso a la tierra y la educación, hasta las mujeres LGBTIQ+ que buscan reconocimiento y respeto, cada historia es un testimonio de resistencia y esperanza.

Este proceso de escucha activa y compromiso real marca el inicio de un cambio tangible. La ART está determinada a transformar estas palabras en acciones concretas, asegurando que las políticas públicas reflejen y respondan a las necesidades específicas de las mujeres en todo el país. El camino es largo, pero la meta es clara: una Colombia donde los derechos de todas las mujeres sean plenamente reconocidos y garantizados.

Hace ocho años, Colombia celebró la firma de un histórico acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC-EP. Entre los compromisos más destacados se encontraba la garantía de participación política para la mujer, especialmente para la mujer rural, un grupo históricamente marginado y profundamente afectado por la violencia. Sin embargo, la implementación de este compromiso ha sido lenta y los avances escasos, dejando pendiente la promesa de un futuro más inclusivo y equitativo para las mujeres rurales.

“En los territorios se habla mucho de política pública, pero solo lo vemos en el papel. No hay un apoyo real para la comunidad diversa, ya que siempre se nos estigmatiza por lo que somos o representamos”, expresó con contundencia María Cristina Álvarez, lideresa de los sectores LGBTIQ+ del municipio de Hacarí. Álvarez exigió al Gobierno Nacional un seguimiento real de los Planes de Desarrollo en los municipios más afectados por el conflicto, asegurando que los recursos lleguen directamente a las comunidades, sin intermediación.

A pesar de los desafíos, el compromiso por un país más equitativo y en paz sigue vivo. En respuesta a las demandas de las mujeres y la población LGBTIQ+ de las Mesas Comunitarias del Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) de las 16 subregiones del país, el Gobierno Nacional realizó un Encuentro Nacional liderado por la ART, para escuchar sus voces y priorizar sus necesidades. En este evento, se subrayó la necesidad de reconocer las intersecciones entre género, etnia y orientación sexual de las personas que habitan en los territorios PDET.

Durante las jornadas de actualización de los Planes de Acción para la Transformación Regional (PATR), se llevaron a cabo círculos de mujeres y población LGBTIQ+, manifestando la voluntad política de garantizar que el enfoque de género se convierta en una realidad palpable en la implementación de políticas públicas.

Historias como la de Laura Lizcano, lideresa comunal y campesina de El Tarra, ilustran la importancia de acelerar estos avances. Lizcano insistió en que el acceso a la formación con enfoque diferencial sea una prioridad en estas iniciativas, reconociendo la necesidad de capacitar a la mujer rural e indígena para que se conviertan en agentes de cambio en sus comunidades. “El derecho a la educación permite a la mujer tener el conocimiento para poder participar en espacios decisivos. La educación es fundamental para conocer nuestros derechos y organizarnos”, concluyó.

Este enfoque no solo busca la participación sino también el desarrollo de proyectos productivos que mejoren su capacidad económica. “El empoderamiento económico de la mujer es fundamental. El trabajo del cuidado no es remunerado, hay mujeres que llevan más de 40 años cocinando, lavando ropa y esa mujer no tiene plata para poder comprarse algo sin depender de su esposo. Son las primeras que se levantan, las últimas que se acuestan y no tienen un trabajo remunerado. Ese es el trabajo que sostiene a la sociedad”, comentó Loreine Avendaño, lideresa del municipio de Teorama, en su intervención en el círculo.

En estos encuentros, se ha discutido la importancia del reconocimiento de la mujer como sujeto de derechos, derribando tabúes y promoviendo la sanación y el fortalecimiento colectivo de las emociones. Los proyectos de vivienda, la creación de espacios para la salud sexual y reproductiva, así como la formalización de la tierra, son otros aspectos fundamentales en este proceso de empoderamiento. “El acceso y la formalización de la propiedad rural en igualdad de condiciones es un punto crítico para la implementación, porque hay una asimetría en el acceso a la propiedad rural. Con el enfoque de género, buscamos lograr la equidad de género por la que siempre hemos estado trabajando”, enfatizó Keila Aguilar, lideresa de mujeres víctimas del conflicto en el municipio de El Carmen.

Alejandra Mandón, lideresa trans del municipio de Convención, instó a las administraciones municipales PDET a dar más visibilidad a los liderazgos de mujeres y LGBTIQ+ en los territorios e incorporar políticas públicas con enfoque de género y presupuesto adecuado. “Es muy frustrante que te conozcan más en la gobernación, que estamos a 10 horas de Cúcuta, que se reconozca el trabajo que haces en tu municipio. Se debe dar más visibilidad a los liderazgos que día a día trabajamos en el territorio”.

A pesar de los avances, el camino hacia la inclusión plena y equitativa de la mujer rural y LGBTIQ en Colombia sigue siendo desafiante. Sin embargo, estos esfuerzos reflejan un compromiso renovado por construir una paz sostenible y justa, donde todas las voces sean escuchadas y respetadas las voces sean escuchadas y respetadas.

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